Este virus nos cambió para siempre, ¿contaremos nuestra vida “antes y después” del Covid19?
Hay días que pienso “maldito virus” y veo todo negro, y en otros digo, algo bueno tiene salir de todo esto. Y así voy buscando ese tan deseado equilibrio.
Cuando pienso en nuestra industria, definitivamente traigo a mi mente el lado positivo del virus: cómo en este tiempo todo se resignifica: nuestros vínculos, nuestra manera de trabajar, de comunicarnos, de comer, de comprar, de ser solidarios. Entonces me pregunto ¿podremos también resignificar la publicidad?
Será porque estoy por cumplir 50 años (con 30 trabajando en publicidad), que, haciendo un balance de mi vida, me replanteo varias cosas y le doy vueltas a la idea de ver a la publicidad como una industria un tanto frívola. Y esto me genera una angustia que, mezclada ahora con el maldito virus, se transforma en un combo explosivo.
Como soy una persona positiva, o eso intento serlo todos los días, veo esto como una gran oportunidad.
Es nuestra oportunidad, como personas que trabajamos en esta industria, de mostrar el alma de las marcas; así como hoy salta lo mejor y lo peor de las personas, ponerle luz al lado brillante de las marcas. De poder demostrar (no sólo mostrar) el propósito de las marcas, pasando del storytelling al storydoing.
Que por fin entendamos que hoy las personas necesitan propuestas útiles, comunicadas de manera simple y relevante. Con un valor emocional y funcional para la gente, sus familias, sus mascotas, sus vidas. ¡Y que nosotros sabemos hacerlo!
Son tiempos de ser inclusivos de verdad, los mensajes tienen que ser accesibles para todos y todas. Imaginen que una persona no vidente no pueda acceder a las recomendaciones de cuidado para no contagiarse. O si una persona con dislexia no pudiera entenderlas o un daltónico no pudiera leerlas ya que el color de fondo se confunde con el de los textos. Esto si sería grave ¿no?
Por eso, veo este contexto como una verdadera oportunidad de entender entre todos, de una manera colaborativa y constructiva, que los tiempos de Mad Men cambiaron. Cambió el mundo. El “compre ya” no funciona más. Tampoco los estereotipos, la poca profundidad del mensaje y los mensajes que no nos accesibles. Las personas no son ingenuas y están redefiniendo sus prioridades. Por eso, más que nunca, “utilidad, simpleza y relevancia” son la clave para que nos sigan eligiendo. Dicen que uno se acuerda de cómo alguien lo hizo sentir, no tanto de lo que dijo. Con lo cual es nuestro momento de poner a la publicidad como un bien necesario para poder comunicar con el corazón y la cabeza.
También dicen que este virus nos iguala a todos. Y creo que nos iguala en cuanto al problema. Pero ¿todos tenemos herramientas para poder enfrentarlo? Cuando comunicamos ¿pensamos en esto? ¿Pensamos que no todos tenemos las mismas oportunidades? ¿Que también es el rol de las marcas acompañar a las personas involucrándose con sus necesidades, sus diferencias, sus carencias? Y acompañarlas con propuestas, no sólo con campañas.
¿Y si después del Covid la publicidad se resignifica para ser menos egocéntrica y más servicial, menos pretenciosa y más humana?
Después de este “reseteo de la humanidad”, creo que ésta va a ser nuestra humilde manera de contribuir a un mundo mejor. Sintiéndome agradecida por ser parte de una industria sensible, formada por personas de buen corazón, que en este difícil momento mostramos más y más que podemos trabajar colaborativamente por el bien común, dejando del lado los egos y el pasado.
Espero que te vayas pronto maldito virus, pero sobre todo espero algún día agradecer que nos hayas obligado a cambiar y ser mejores.