Las crisis, cuanto más repentinas e inesperadas, producen una mayor exposición de los aspectos ocultos de las personas. Esos aspectos que suelen tratarse de disimular en tiempos normales emergen repentinamente en las crisis porque no hay tiempo de disfrazarlos.
Son los costados políticamente incorrectos o son aspectos que preferimos ignorar de nosotros mismos y no podemos hacerlo en crisis cuando nos desbordan las emociones. Es decir, tanto sea porque son ocultados o porque no queremos verlos, bajo la presión de la crisis el disimulo se diluye y la realidad emerge en todo su esplendor. En síntesis, en situaciones extremas todos somos lo que realmente somos y por lo tanto también las Organizaciones que son integradas y manejadas por personas.
Frederic Laloux en su libro “Reinventar las Organizaciones” afirma que Las organizaciones como hoy las entendemos son un fenómeno muy reciente en la historia de la humanidad, de hecho, el management ha despertado el interés académico hace apenas 50 años.
Y la ciencia ha ido dándole luz a algunos aspectos organizacionales y hoy podemos saber que, en las Empresas, cada paradigma de organización refleja su visión del mundo.
En la industria publicitaria, que es la que me ocupa, operan dos modelos de organizaciones bien diferenciados, las Agencias corporativas y las Agencias independientes (o Indies) definidas por la independencia de los 6 grandes Holding Groups internacionales que buscaron concentrar la inversión global de la Industria Publicitaria durante los últimos 30 años.
Y estuvieron muy cerca de lograrlo hasta la disrupción de las Agencias Digitales globales (o Agencias de consultoría estratégica y servicios tecnológicos) que son la evolución actual de las viejas consultoras financieras del 2001 devenidas en grandes Agencias interactivas alcanzando en los últimos años escalas globales y sentándose a la mesa VIP de los grandes players multinacionales de la industria de la comunicación de MKT.
En esta escala, las Agencias independientes vendríamos a ser como un virus visto desde el espacio instalado sobre una pelota de futbol. Si bien hay muchas expresiones de Agencias independientes que brindamos diferentes servicios de cobertura regional o global, ya sea por adquisiciones, por apertura de Agencias propias en mercados diferentes al original o por asociación a redes internacionales de independientes, la escala entre unos y otros sigue siendo incomparable salvo en la mirada local, de mercado a mercado, en donde es posible encontrar en algunos países operaciones independientes tan grandes como para ocupar un lugar en los top 10 o incluso top 5 de ese mercado en particular.
La escala global de estos mega Holdings exige prácticas orientadas casi exclusivamente a maximizar la eficiencia del retorno de la inversión ya que su motivación básica (su razón para hacer las cosas) es la de generar progresivamente mayores ganancias a sus accionistas que financian su expansión y existencia.
La proliferación de este estilo de organizaciones con esta visión del mundo montados sobre la expansión financiera de la globalización ha diseminado una cultura caracterizada por la pérdida del sentido de comunidad entre otras cosas. De hecho, como afirma Frederic Laloux la sombra más evidente de estas organizaciones es la codicia individual y colectiva.
Aquí es donde la cultura de una Agencia independiente difiere fundamentalmente porque difiere su visión del mundo. Hemos escuchado en nuestra industria afirmar a todos que la gente es lo más importante que se tiene en la organización y estimo que todos quieren creer que eso es así, inclusive los managers de esas organizaciones multinacionales, pero en realidad, sólo cuando hay una crisis que sacude las estructuras de las organizaciones, esta declaración toma la dimensión de la realidad visiblemente evidenciada al punto de volverse tangible por primera vez.
Hemos escuchado los cuestionamientos a las generaciones más jóvenes sobre su falta de compromiso o lealtad con las Empresas. Esa falta de compromiso aparente que los jóvenes manifiestan con las Empresas, no es más que la consecuencia del compromiso o lealtad que las Empresas han tenido con sus padres o familiares en crisis anteriores de la Argentina, aunque el ejemplo sirva para otros lugares del mundo también. Eso fue lo que les enseñaron con sus actos, no con sus palabras. Las palabras son siempre las mismas pero llegada la crisis, los actos pocas veces son iguales a las palabras dichas.
Hoy está sucediendo nuevamente lo mismo y quizás también habrá generaciones que no tendrán ningún compromiso con las empresas simplemente porque muchas Empresas no asumen sus compromisos con su gente. Y cuando la gente crece con estas vivencias tempranas de su infancia grabadas en su mente, luego no discrimina entre un tipo de Empresa y otra, razón por la cual, el desprestigio termina afectándonos a todos los empresarios por igual y por generaciones.
Una Agencia independiente no tiene que responder a accionistas lejanos, sus accionistas estamos ahí, hands on y día a día. Nosotros tenemos que responder a nuestra cultura que son nuestras variables ambientales y psicológicas, nuestras razones para hacer las cosas y esa cultura se refleja en nuestra gente, o sea tenemos que responderle a nuestra gente, además de a nuestros Clientes. Por eso no copiamos las prácticas “de reacción inmediata” a las crisis de estas grandes organizaciones pensando que son las mejores simplemente porque son más grandes que nosotros, porque no olvidamos que nuestra visión del mundo es radicalmente diferente. Nosotros no incorporamos colaboradores sólo por ser profesionales eficientes, sino que además deben armonizar con la cultura de la organización porque valoramos las relaciones por encima de los resultados. Y como esto no es sencillo, cuando los encontramos NO queremos perderlos. Y al igual que una empresa de producción que debe cuidar de su infraestructura para volver a producir después de la crisis, nosotros como Empresas de servicios debemos cuidar de nuestra gente.
Todos los que integramos la organización somos nuestra cultura y seremos los motores de la recuperación cuando la crisis se supere por lo tanto tenemos que cuidar el conjunto que integramos para sobrevivir y estar listos para volver a crecer en cuanto tengamos una ventana de oportunidad.
Las Empresas debemos recuperar la credibilidad de la gente, su lealtad y eso sólo será posible cuando volvamos a ser creíbles, leales y comprometidos con la gente.
Si es real que evolucionamos por transformaciones repentinas como creo, el futuro puede ser más esperanzador que lo que era previamente a esta crisis global.