Rafael Ordóñez, CEO & CCO en Norlop JWT Quito: Big Morandi.

Estuve buscando una idea de Juan Andrés Morandi en Google pero no tuve suerte. «Hay algo casi tan maravilloso como ser padre: ser pediatra» decía el anuncio del Flaco para una institución médica, que no logré encontrar. La pieza nos mostraba a un bebé divino, sus manitos se movían mientras su mirada ingenua las descubría. Se podía oler la ternura mientras se escuchaba una melodía de cuna cantada por alguna Janis Joplin de los 90.

Juan Andrés Morandi supo ser un modesto gran maestro para muchos de nosotros. Fue un tipo tímido, generoso, de perfil bajo (salvo por la ñata cuando se lo veía de costado). Al Flaco no te lo encontrabas en Cannes ni en el Fiap, sino en tu escritorio, mano a mano, provocándote a hacer las cosas siempre un poco mejor de lo que hubieras imaginado que era posible. Tenía una encantadora manera de sacar lo mejor de uno y de conquistar a quien tuviera enfrente, especialmente a los clientes.

Sería genial tenerlo al Flaco aquí y ahora. Tengo la sensación de que se mataría de la risa con tanta data y seudocertezas: «GggRafa: decile a los de Watson que descodifiquen qué quiero decir con “ponete la 7 y arrancá por la punta que te pico como un queso”». Porque el Flaco era así, desafiador, inventor. Tenía una expresión original para todo. Resuena aún su famosa frase «me encantó King Kong, pero achicame al mono», que generalmente usaba frente a los clientes para evitar que mutilaran una idea. Me lo imagino jugando con expresiones inindexables con el solo propósito de torear y relativizar a los algoritmos de IBM.

Morandi creó junto al otro flaco, Raúl Castro, El grito del Canilla, el mejor comercial de la historia de la publicidad uruguaya según muchos publicistas charrúas. Si bien eran tiempos en que las obras de Hegarty, Guanaes, Olivetto, Savaglio o Pytka entonaban nuestra profesión, este particular spot del diario El País que marcó un antes y un después en Uruguay, casi que no ganó premios en festivales importantes. ¿Por qué, si era tan bueno para nosotros? Porque no lo entendía nadie.

Al verlo, probablemente no se encuentre a simple vista el porqué de tanta consideración. Sin embargo, cuando «te cae la ficha» (otra del Flaco), pasa a entenderse que la pieza representa la autenticidad nacional, que es una obra de uruguayos para uruguayos, que está desafinado a propósito, que la letra es inentendible para cualquiera que «no saque la foto» (y otra), pero que para los yoruguas tiene sentido. Sentido que ningún algoritmo, predictiva o lógica pueden descifrar así nomás.

La canción fue interpretada por el Canario Luna, la murga Falta y Resto y el gran Jaime Roos y, a partir de esta producción filmada por Leo Ricagni, se convirtió en un recontraclásico de la música nacional.

Juan Andrés Morandi afirmaría que la data es conductista y que, por supuesto, sirve y para mucho; pero que los sueños son analíticos, y que con eso es con lo que se crea. Cuánto lo extraño. El Flaco representa lo humano de nuestra profesión, la exploración, lo inexacto, los conflictos con nosotros mismos, la gracia.

«Está la inteligencia artificial y está la no artificial», nos diría con su elegante rotacismo mientras se ata las Timberland que solía usar aún con 30 grados a la sombra, invitándonos a reflexionar sobre el sentido de lo que hacemos y su valor.
Los grandes datos son contundentes, en ocasiones reveladores e increíblemente precisos. Pero los datos por sí solos no inventan, no crean. Porque los datos no sienten.

Related posts

El arte y el negocio en la publicidad. Las dos charlas del año en la Tadeo.

Diego Lev, Director General Creativo y Socio de Notable: Querido Gonzalo

Gonzalo Fígari, Head of Disruption en Dentsu España: publicidARTE

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Leer Más